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Marco de Trazabilidad para Educación Continuada del Personal en Salud

  • Foto del escritor: A González S
    A González S
  • 10 abr
  • 4 Min. de lectura

El fortalecimiento de las competencias del talento humano en salud emerge como pilar fundamental para la mejora de la calidad asistencial en Colombia, respaldado por un marco normativo que ha evolucionado para responder a los desafíos contemporáneos del sector. El Decreto 376 de 2022, que establece el Sistema de Formación Continua para el Talento Humano en Salud, configura una nueva arquitectura para la educación permanente de los profesionales en salud, con énfasis en la trazabilidad y documentación de los procesos formativos. Este desarrollo regulatorio busca optimizar la idoneidad del recurso humano y, consecuentemente, mejorar la experiencia de atención de los usuarios del sistema de salud colombiano.

Normatividad

El Decreto 376 de 2022 representa un hito en la evolución de las políticas de desarrollo del talento humano en salud en Colombia. Esta norma, emitida por el Ministerio de Salud y Protección Social, establece el Sistema de Formación Continua como mecanismo para fortalecer las competencias de los profesionales sanitarios a lo largo de su trayectoria laboral. El objetivo fundamental, según lo establecido en el articulado, es mejorar el desempeño e idoneidad del talento humano en salud, promoviendo simultáneamente su desarrollo personal y ocupacional.



La norma delimita claramente el ámbito de aplicación, cubriendo a todos los actores involucrados en la formación continuada: desde los oferentes de programas educativos hasta las instituciones prestadoras de servicios de salud, entidades administradoras de planes de beneficios y, naturalmente, el propio talento humano en salud. Este alcance comprehensivo busca generar un ecosistema integrado donde la actualización de conocimientos y habilidades constituya un proceso sistemático y verificable.

Un elemento distintivo del decreto es la definición precisa de las modalidades formativas reconocidas, categorizándolas según su naturaleza, duración e impacto esperado. El texto normativo establece parámetros diferenciados para diplomados, cursos, entrenamientos y actividades de educación informal, dotando de estructura a un campo tradicionalmente caracterizado por la heterogeneidad de ofertas y criterios. Esta taxonomía no solo facilita la organización de la oferta formativa, sino que también permite establecer estándares específicos según el tipo de intervención educativa.

Trazabilidad

La trazabilidad emerge como eje vertebrador del nuevo sistema de formación continuada. El Decreto 376 establece la obligatoriedad de implementar procesos sistemáticos que sustenten la calidad en la planeación, diseño y ejecución de las acciones formativas. Estos mecanismos deben garantizar el seguimiento y verificación efectiva de la participación del talento humano, con documentación completa integrada en los sistemas de gestión de calidad de las entidades oferentes.

La normativa exige la creación y mantenimiento de sistemas de registro que capturen información detallada de los participantes en programas formativos. Estos registros deben incluir, como mínimo, datos de identificación personal, información de contacto y perfil académico, alineados con las variables establecidas en el Registro de Talento Humano en Salud (ReTHUS). Esta vinculación con el ReTHUS busca generar interoperabilidad entre los diversos componentes del sistema de información sanitaria nacional.

En términos operativos, los oferentes deben implementar mecanismos verificables de control de asistencia y participación, que pueden incluir desde registros biométricos hasta bitácoras electrónicas de actividad en entornos virtuales. La norma establece un umbral mínimo de participación del 80% como requisito para la certificación, lo que implica la necesidad de sistemas robustos de monitoreo que permitan cuantificar con precisión el tiempo efectivo de interacción formativa.

Adicionalmente, se requiere documentación detallada de los contenidos impartidos, metodologías utilizadas y criterios de evaluación aplicados, generando un expediente completo que permita auditar retrospectivamente la calidad y pertinencia de las intervenciones educativas. Este enfoque de documentación exhaustiva representa un avance significativo respecto a prácticas previas, donde la heterogeneidad de registros dificultaba la verificación de la calidad formativa.

Evaluación

Aunque el Decreto 376 no prescribe metodologías específicas de evaluación, establece la necesidad de contar con mecanismos objetivos para valorar el impacto de las acciones formativas. En este contexto, herramientas como el pretest y postest han ganado relevancia como instrumentos para cuantificar la adquisición de conocimientos y habilidades derivadas de las intervenciones educativas.

El pretest, aplicado antes del inicio de la formación, permite establecer una línea base del conocimiento de los participantes, mientras que el postest, implementado al finalizar la intervención, facilita la medición del delta de aprendizaje generado. Este enfoque comparativo ofrece ventajas metodológicas significativas, permitiendo ajustar las intervenciones según las características específicas de cada cohorte y generando evidencia empírica sobre la efectividad de los programas.

Diversos oferentes de formación continuada han incorporado estos instrumentos en sus protocolos educativos. Por ejemplo, el "Programa de Capacitación en el Uso de Dispositivos Médicos" de la Universidad Francisco de Paula Santander implementa sistemáticamente pretest y postest para evaluar la adherencia a los contenidos impartidos. De manera similar, el curso de "Salud Mental" de la Fundación Educativa San Juan de Dios establece como requisito para la certificación la realización de evaluaciones comparativas al inicio y conclusión del programa.

Más allá de su valor certificador, estos instrumentos evaluativos proporcionan información valiosa para los procesos de mejora continua de los programas formativos. El análisis agregado de los resultados permite identificar temas que consistentemente presentan dificultades de asimilación, contenidos que requieren refuerzo o metodologías pedagógicas que muestran mayor eficacia según los perfiles de los participantes.

La revolución pedagógica impulsada por las tecnologías digitales ha transformado profundamente los paradigmas de enseñanza-aprendizaje en todos los ámbitos educativos, incluido el sanitario. Las concepciones tradicionales basadas en la transmisión unidireccional del conocimiento evolucionan hacia modelos que privilegian la construcción activa de saberes contextualizados y la generación de comunidades de práctica. En este escenario emergente, las regulaciones sobre formación continuada del talento humano en salud enfrentan el desafío de balancear la necesaria estandarización que garantice calidad con la flexibilidad que permita la innovación pedagógica y la adaptación a ecosistemas formativos en constante transformación.

Este análisis ha sido elaborado con base en estudios publicados en revistas científicas indexadas, informes oficiales de instituciones sanitarias y datos de asociaciones internacionales. Las referencias a implementaciones específicas corresponden a casos documentados públicamente. Este texto fue revisado y editado con asistencia de sistemas de inteligencia artificial, Siguiendo los lineamientos de nuestro entrenamiento procesados en los data centers En los Estados Unidos siguiendo las regulaciones de privacidad SOC 2 Type 2 ISO 27001 ISO 42001 CSA Star HIPAA como parte de nuestro proceso editorial, manteniendo nuestros estándares de precisión y rigor periodístico.

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