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Resolución 2471 Establece Equipos Multidisciplinarios para Control de Antimicrobianos sin Criterios Específicos de Composición

  • Roy McKenzie.
  • 6 mar
  • 5 Min. de lectura

La resistencia antimicrobiana emerge como una de las amenazas más apremiantes para la salud pública global, demandando respuestas institucionales coordinadas que trascienden los enfoques tradicionales de prescripción individualizada. En Colombia, la Resolución 2471 de 2022 del Ministerio de Salud y Protección Social busca estructurar la respuesta nacional mediante la configuración obligatoria de Programas de Optimización del Uso de Antimicrobianos (PROA) y Comités de Infecciones en las instituciones sanitarias. Sin embargo, esta normativa presenta limitaciones en la especificación de criterios técnicos para la composición y funcionamiento de estos equipos multidisciplinarios, generando interrogantes sobre la efectividad real de las estrategias de control y la capacidad institucional para implementar medidas robustas de vigilancia antimicrobiana.


La Resolución 2471 de 2022 establece que tanto el PROA como el Comité de Infecciones deben estar conformados por equipos multidisciplinarios, sin embargo, la normativa no especifica criterios detallados sobre la composición, jerarquías o responsabilidades específicas de estos grupos de trabajo.
La Resolución 2471 de 2022 establece que tanto el PROA como el Comité de Infecciones deben estar conformados por equipos multidisciplinarios, sin embargo, la normativa no especifica criterios detallados sobre la composición, jerarquías o responsabilidades específicas de estos grupos de trabajo.

Multidisciplinariedad

La Resolución 2471 de 2022 establece que tanto el PROA como el Comité de Infecciones deben estar conformados por equipos multidisciplinarios, sin embargo, la normativa no especifica criterios detallados sobre la composición, jerarquías o responsabilidades específicas de estos grupos de trabajo. Esta ambigüedad genera un vacío operativo que permite interpretaciones heterogéneas entre las instituciones sanitarias del país.

Para el PROA, la resolución menciona la participación de infectólogos, microbiólogos, farmacéuticos y personal de enfermería, pero no establece requisitos mínimos de experiencia, certificaciones específicas o dedicación temporal requerida para cada perfil profesional. Esta flexibilidad, aunque puede facilitar la adaptación a diferentes contextos institucionales, también permite que hospitales con recursos limitados configuren equipos nominales que cumplan formalmente con la normativa sin necesariamente contar con la expertise técnica requerida para una gestión efectiva de antimicrobianos.

La ausencia de criterios sobre el número mínimo de profesionales por especialidad o sobre los mecanismos de coordinación entre disciplinas plantea interrogantes sobre la capacidad operativa real de estos equipos. Un PROA conformado por un solo infectólogo con dedicación parcial y un farmacéutico sin experiencia específica en antimicrobianos podría cumplir técnicamente con los requisitos normativos, pero carecer de la robustez necesaria para impactar efectivamente las prácticas de prescripción institucional.

Similarmente, el Comité de Infecciones debe incluir representantes de diferentes áreas clínicas y administrativas, pero la resolución no define qué constituye una representación adecuada o cómo garantizar que los miembros del comité posean las competencias técnicas necesarias para la prevención, vigilancia y control de Infecciones Asociadas a la Atención en Salud (IAAS). Esta indefinición puede resultar en comités dominados por consideraciones administrativas en detrimento de la perspectiva clínica especializada.

Funcionalidad

Las funciones asignadas al PROA incluyen la optimización del uso de antimicrobianos para mejorar resultados clínicos, reducir efectos adversos y minimizar la resistencia antimicrobiana. Estos objetivos, aunque técnicamente apropiados, carecen de especificaciones operativas que permitan evaluar objetivamente el cumplimiento institucional o establecer parámetros de desempeño comparables entre entidades.

La normativa no establece indicadores específicos de gestión, métricas de evaluación de impacto o cronogramas de implementación que faciliten el seguimiento de la efectividad de los programas. Sin estos elementos, las instituciones pueden interpretar discrecionalmente qué constituye una "optimización" del uso de antimicrobianos, generando heterogeneidad en los estándares de calidad y dificultando la evaluación agregada del impacto nacional de la medida.

El Comité de Infecciones enfrenta limitaciones similares en términos de especificidad funcional. Aunque se le asignan responsabilidades claras de prevención, vigilancia y control de IAAS, junto con la implementación de políticas de prevención y evaluación de indicadores, la resolución no proporciona herramientas técnicas concretas, protocolos estandarizados o sistemas de información específicos que faciliten el cumplimiento efectivo de estas funciones.

La ausencia de interconexión explícita entre el PROA y el Comité de Infecciones representa otra limitación operativa significativa. Aunque ambas estructuras abordan aspectos relacionados del control de infecciones y uso racional de antimicrobianos, la normativa no establece mecanismos formales de coordinación, intercambio de información o toma de decisiones conjunta que potencien las sinergias entre estos equipos multidisciplinarios.

Implementación

La implementación práctica de estas estructuras organizacionales enfrenta desafíos sustanciales relacionados con la disponibilidad de recurso humano especializado y la capacidad institucional para sostener equipos multidisciplinarios efectivos. Colombia presenta disparidades significativas en la distribución geográfica de especialistas en infectología y microbiología, lo que puede limitar la capacidad de instituciones en regiones periféricas para conformar PROA con la experticia técnica ideal.

La resolución no contempla mecanismos de apoyo diferenciado para instituciones con limitaciones de recurso humano especializado, ni establece criterios de priorización o esquemas de cooperación interinstitucional que faciliten el acceso a expertise técnica en regiones con menor disponibilidad de especialistas. Esta omisión puede generar inequidades en la calidad de implementación entre instituciones urbanas con mayor disponibilidad de personal especializado e instituciones rurales o de menor complejidad.

Los costos asociados con la conformación y sostenimiento de estos equipos multidisciplinarios no son abordados explícitamente en la normativa, lo que puede generar tensiones presupuestarias en instituciones con márgenes financieros ajustados. La dedicación de tiempo de especialistas altamente demandados a actividades de comité puede implicar costos de oportunidad significativos que no necesariamente están contemplados en las estructuras de financiamiento del sistema de salud.

La ausencia de sistemas de información integrados que faciliten la documentación, seguimiento y reporte de actividades de los PROA y Comités de Infecciones representa otro desafío implementativo. Sin herramientas tecnológicas apropiadas, estos equipos pueden verse limitados a actividades reactivas en lugar de desarrollar capacidades de análisis predictivo y toma de decisiones basada en evidencia que maximicen su impacto en la calidad de atención.

La falta de programas de capacitación específica o certificación continua para los miembros de estos equipos plantea interrogantes sobre el mantenimiento actualizado de competencias técnicas en un campo que evoluciona rápidamente como el de la resistencia antimicrobiana y control de infecciones.

La arquitectura regulatoria contemporánea en salud pública refleja una tensión creciente entre la necesidad de respuestas rápidas a amenazas emergentes y la construcción de capacidades institucionales sostenibles. Los marcos normativos que privilegian la flexibilidad organizacional para facilitar adaptación local pueden inadvertidamente generar heterogeneidad en estándares de calidad que comprometa la coherencia de las estrategias nacionales. Esta dinámica sugiere la importancia de complementar enfoques prescriptivos con mecanismos de acompañamiento técnico y evaluación continua que fortalezcan la capacidad del sistema para responder efectivamente a desafíos complejos que requieren coordinación intersectorial y expertise altamente especializada.

Este análisis ha sido elaborado con base en estudios publicados en revistas científicas indexadas, informes oficiales de instituciones sanitarias y datos de asociaciones internacionales. Las referencias a implementaciones específicas corresponden a casos documentados públicamente. Este texto fue revisado y editado con asistencia de sistemas de inteligencia artificial, Siguiendo los lineamientos de nuestro entrenamiento procesados en los data centers En los Estados Unidos siguiendo las regulaciones de privacidad SOC 2 Type 2 ISO 27001 ISO 42001 CSA Star HIPAA como parte de nuestro proceso editorial, manteniendo nuestros estándares de precisión y rigor periodístico.

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